Visitar Pamplona - Conocer Pamplona

Pamplona, capital de Navarra

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Visita Pamplona

Pamplona ocupa un lugar céntrico en el mapa de Navarra. Está situada en una meseta de 449 metros de altitud sobre el nivel del mar. Consta de 23,55 kilómetros cuadrados de extensión.

Pamplona y su comarca se encuentran en un cinturón montañoso con una altitud en torno a los 1.000 metros. Los más cercanos a la ciudad son San Cristóbal (892 metros), Campamento (528), Badostáin (590), Tajonar (668), Gazólaz (534), Errakobide (466), Santa Lucía (470) y el Cascajo (450).
Plaza del Castillo
              


Pamplona es la primera ciudad del popular Camino de Santiago Francés. A uos cientos de kilómetros se encuentra Santiago, la meta del viajero, que tendrá que atravesar pequeños pueblos, mesetas vacías, ciudades y agrestes caminos para conseguir su fin, llegar a la tumba del Santo.

Esta ruta por la ciudad llevará al visitante por el recorrido habitual del peregrino a su paso por Pamplona, desde que cruza el Arga por el Puente de la Magdalena hasta los templos y calles medievales de la vieja ciudad. Los puntos más representativos, las iglesias y su simbología jacobea. Una ruta para ponerse en la piel del peregrino por un día y recorrer el trecho del Camino que atraviesa el enclave pamplonés.

El Camino de Santiago recorre le parte más antigua de la ciudad, su centro histórico. Esta es una buena oportunidad para pasearse por su intrincado urbanismo medieval y su pavimento adoquinado y para disfrutar de su oferta comercial y hostelera.

Los puntos señalizados en la ruta son los siguientes. Puente de la Magdalena, Portal de Francia o de Zumalacárregui, Rincón del Caballo Blanco, Catedral de Santa María la Real, Ayuntamiento, Iglesia de Santo Domingo, Museo de Navarra, Iglesia de San Saturnino o San Cernin, Iglesia de San Nicolás, Iglesia de San Lorenzo

El Rincón del Caballo Blanco, es sin duda uno de los rincones con más encanto de la ciudad, un bello lugar para el paseo junto a la Plaza de San José y la Catedral. Constituye la parte más alta del Bastión del Redín, donde se levantaba antiguamente un palacio del que sólo se conserva la Cruz del Mentidero, lugar de ejecuciones que data de 1500.
Rincón del Caballo Blanco



Las vistas son consideradas como las mejores de la ciudad, se pueden ver los barrios de la Rochapea, Chantrea y San Jorge, y al fondo el monte San Cristóbal con su fuerte abandonado en la parte más alta.

El Bastión del Redín se consideraba el mejor punto defensivo de la ciudad y el más inaccesible de todo el complejo amurallado. Al tener una forma estrellada con tres puntas, los cañones podían cubrir todos los ángulos de tiro. En cada extremo de la estrella hay una garita de diseño renacentista, iguales que las de la Ronda Barbanzana.

El mesón del Caballo Blanco es el otro punto clave de este rincón. Antiguamente se ubicó aquí una hospedería de peregrinos y hoy es un establecimiento de hostelería. Su nombre era el de una antigua posada de la calle Mayor. El actual edificio fue levantado en los años 60 con los restos del palacio medieval de Aguerre, que fue derruido en la calle Nueva. En la terraza exterior del mesón se pueden disfrutar conciertos al aire libre en verano.

Por su proximidad al Camino de Santiago, que entra a la ciudad por el Portal de Francia y sube por la calle del Carmen, es un lugar muy frecuentado por los peregrinos, que se toman aquí un merecido descanso.

La Plaza del Castillo está en el centro neurálgico de la ciudad. Se trata de un cuadrilátero imperfecto de 14.000 metros cuadrados que ha sido y sigue siendo escenario de los principales acontencimientos de la idea de Pamplona: corridas de toros hasta 1844, batallas, torneos, mercado, paradas militares, concentraciones políticas y populares...

De esta plaza surgen muchas de las callejuelas estrechas del Casco Viejo de Pamplona. Está rodeada por casas que en su mayoría datan del siglo XVIII en las que destacan balconadas, torretas, áticos y ventanales.
El kiosko
Puente de la Magdalena



La Plaza del Castillo es un típico lugar de reunión para los pamploneses: para ir de compras, de copas, para sentarse a leer o a mirar pasar la gente. Le llaman "el cuarto de estar de los pamploneses". Alberga numerosas terrazas y cafés, algunas de ellas emblemáticas, como el Café Iruña, el Casino Principal o el Casino Eslava.

Imposible hablar de Pamplona sin hablar de los Sanfermines. Los orígenes de las fiestas de San Fermín se remontan a la Edad Media y están relacionados con tres celebraciones: los actos religiosos en honor a San Fermín, intensificados a partir del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas desde el siglo XIV.

En los inicios, la fiesta conmemorativa de San Fermín se celebraba el 10 de octubre, pero en 1591 los pamploneses, cansados del mal tiempo, decidieron trasladar la fecha original a julio y hacerla coincidir con la feria. De este modo nacieron los Sanfermines. En su primera edición duraron dos días y contaron con pregón, músicos, torneo, teatro y corridas de toros. Posteriormente se fueron añadiendo otros actos como fuegos artificiales y danzas, y se prolongaron hasta el día 10.

Con el siglo XX los Sanfermines alcanzaron su máxima popularidad. La novela "The sun also rises" ("Fiesta"), escrita por Ernest Hemingway en 1926, animó a personas de todo el mundo a participar en las fiestas de Pamplona. Además, en este último siglo se incorporaron nuevos elementos como el Riau-Riau, suspendido desde 1991, el Chupinazo, o el programa cultural.
El Chupinazo


El culto a San Fermín en Pamplona es anterior a la celebración e los Sanfermines, y su imagen sigue siendo el eje principal sobre el que gira esta fiesta universal.

Según la tradición, San Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque su culto no consta documentalmente hasta el siglo XII, importado de Amiens en cuyas letanías figuraba desde el siglo VIII. Actualmente es co-patrón de Navarra junto a San Francisco Javier y patrón de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos.

Gastronomia

La restauración de Pamplona y Navarra en general, ha logrado prestigio internacional gracias a un equilibrio entre la tradición y la nueva cocina, y gracias también a la magnífica calidad de la materia prima. Algunos de los establecimientos de mayor renombre se han agrupado creando la Asociación Restaurantes del Reyno.

Navarra ofrece a quien la visita el sabor de antaño, porque en esta tierra se ha sabido conservar la tradición culinaria que se nutre de todos los productos que proporciona el variado paisaje navarro y que hace de la comida un acontecimiento social.

La gastronomía navarra encuentra un complemento inmejorable en sus vinos tintos, rosados y blancos, amparados por las denominaciones de origen Navarra y  Rioja.
Chuletón de Navarra



Déjese seducir por las delicias de la huerta: espárragos, alcachofas, cardo, pimientos del piquillo o pochas. Disfrute del ajoarriero, el chuletón y las carnes asadas. Y no se quede sin postre; aún le esperan el queso, la cuajada, los canutillos y la leche frita.

Los pinchos

Sobre todo en el casco viejo de Pamplona, pero también en el resto de la ciudad, se puede disfrutar de esta exquisita cocina en miniatura que satisface la arraigada costumbre de ir de pinchos, justo antes de las comidas principales. La mayoría de los bares cuenta con una variada muestra de su buen hacer para el deleite de todos los paladares y junto a las tapas tradicionales se ofrecen sofisticados pinchos basados en los productos de la tierra. Nada mejor que visitar Navarra durante la Semana del Pincho, que se celebra en varias localidades de Navarra en torno a los meses de marzo y abril, para saborear las propuestas más innovadoras de estos imaginativos y delicados artesanos.

La Asociación de Restaurantes del Reyno agrupa a cocineros de prestigio y proyección de la cocina navarra. En ellos se funde el respeto por la identidad de lo tradicional, la inovación por los nuevos modos y la obsesión por la búsqueda de la mejor materia prima para sus creaciones. Todo ello, por supuesto, nacido en Navarra, tierra de exquisitos productos autóctonos, donde realmente se encuentra la diferencia y la personalidad.